miércoles, 31 de agosto de 2011
domingo, 28 de agosto de 2011
sábado, 27 de agosto de 2011
DIOS, SAN MIGUEL Y EL POKER
Eran las cuatro de la tarde en el infierno. Dios jugaba al poker y perdía. Así en la tierra como en el infierno, el calor era asfixiante. En la estación de autobuses un enjambre uniforme de mochileros blandían a cristo en la cruz sobre sus pechos. El hijo de dios había salido a bolsa. Era un valor seguro.Y Dios jugándosela a la última carta.
Allí me encontraba yo, sentado en una de las escaleras que conducían a mi cielo particular . Había quedado con mi chica, con quien pensaba confesarme esa misma noche. Llevaba mucho tiempo esperando mi confesión pero recibir una hostia, por muy bendita que me la envolviesen, no entraba en mis planes inmediatos. De modo que deje a Dios haciendo números y a su hijo sudando entre los turgentes pechos de alguna adolescente. La noche era joven.
El autobús llegaba con retraso. La megafonía de la estación así lo estaba vomitando desde hacía más de media hora. Así que me acerqué al bar a tomarme una cervecita bien fría. El camarero, un tipo de rostro salpicado de cráteres en erupción me miró con cara de resignación . "Sólo tengo cerveza San Miguel ", me dijo. "¡Vaya con el monopolio celestial!", pensé. Lo cierto es que estaba cojonuda la birra. Tras la primera cayó la segunda y le siguió una tercera también.
La megafonía de la estación estaba avisando de la llegada del autobús de Valencia. Allí iba yo, cargadito de espíritu santo y dando tumbos entre peregrinos sudorosos y de mejillas sonrosadas, buscando mi media naranja para esprimir nuestro amor al candor de unas velas, mientras la sangre de cristo mojaba nuestros labios. Gran reserva.
Allí me encontraba yo, sentado en una de las escaleras que conducían a mi cielo particular . Había quedado con mi chica, con quien pensaba confesarme esa misma noche. Llevaba mucho tiempo esperando mi confesión pero recibir una hostia, por muy bendita que me la envolviesen, no entraba en mis planes inmediatos. De modo que deje a Dios haciendo números y a su hijo sudando entre los turgentes pechos de alguna adolescente. La noche era joven.
El autobús llegaba con retraso. La megafonía de la estación así lo estaba vomitando desde hacía más de media hora. Así que me acerqué al bar a tomarme una cervecita bien fría. El camarero, un tipo de rostro salpicado de cráteres en erupción me miró con cara de resignación . "Sólo tengo cerveza San Miguel ", me dijo. "¡Vaya con el monopolio celestial!", pensé. Lo cierto es que estaba cojonuda la birra. Tras la primera cayó la segunda y le siguió una tercera también.
La megafonía de la estación estaba avisando de la llegada del autobús de Valencia. Allí iba yo, cargadito de espíritu santo y dando tumbos entre peregrinos sudorosos y de mejillas sonrosadas, buscando mi media naranja para esprimir nuestro amor al candor de unas velas, mientras la sangre de cristo mojaba nuestros labios. Gran reserva.
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Relato corto
martes, 23 de agosto de 2011
CUESTION DE ESTILO
Una digna dama de cierta edad se acercó a mi mesa y se presentó. Enseñaba literatura inglesa y traía con ella a una de sus pupilas, una bola de manteca llamada Nancy Freeze. Nancy parecía estar pasando calor. Querían saber si yo accedería a responder a unas preguntas para la clase.
- Disparen.
-¿Quién es su autor favorito?
-Fante.
-¿Quién?
-John F-a-n-t-e. Pregunta al polvo, Espera a la primavera, Bandini.
-¿Por qué le gusta?.
-Emoción total. Un hombre muy bravo.
¿Quién más?.
-Céline.
-¿Por qué?.
-Le rajaron las tripas y se rió, y les hizo reír también. Un hombre muy bravo.
-¿Cree usted en la bravura?.
-Me gusta verla donde sea, en animales, pájaros, reptiles, humanos.
-¿Por qué?
-¿Por qué? Me hace sentir bien. Es una cuestión de estilo frente a algo sin arreglo.
-¿Hemingway?
-No.
-¿Por qué?
-Demasiada basura, demasiada seriedad. Un buen escritor, finas sentencias. Pero para él la vida era siempre una guerra total. Nunca se dejaba, nunca bailaba.
Cerraron sus cuadernillos y se fueron. Demasiado mal. Tenía que haberles dicho que mis verdaderas influencias eran Gable, Cagney, Bogart y Errol Flynn.
Charles Bukowski
Mujeres
- Disparen.
-¿Quién es su autor favorito?
-Fante.
-¿Quién?
-John F-a-n-t-e. Pregunta al polvo, Espera a la primavera, Bandini.
-¿Por qué le gusta?.
-Emoción total. Un hombre muy bravo.
¿Quién más?.
-Céline.
-¿Por qué?.
-Le rajaron las tripas y se rió, y les hizo reír también. Un hombre muy bravo.
-¿Cree usted en la bravura?.
-Me gusta verla donde sea, en animales, pájaros, reptiles, humanos.
-¿Por qué?
-¿Por qué? Me hace sentir bien. Es una cuestión de estilo frente a algo sin arreglo.
-¿Hemingway?
-No.
-¿Por qué?
-Demasiada basura, demasiada seriedad. Un buen escritor, finas sentencias. Pero para él la vida era siempre una guerra total. Nunca se dejaba, nunca bailaba.
Cerraron sus cuadernillos y se fueron. Demasiado mal. Tenía que haberles dicho que mis verdaderas influencias eran Gable, Cagney, Bogart y Errol Flynn.
Charles Bukowski
Mujeres
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viernes, 12 de agosto de 2011
domingo, 7 de agosto de 2011
BOXEO
Haciendo acopio de voluntad, esta tarde me he sentado delante del ordenador y me he obligado a hacer los deberes, es decir, escanear parte del voluminoso archivo de negativos de 35mm en blanco y negro. Aquí os presento uno de mis primeros trabajos sobre el Boxeo, realizado entre 1998 y 2001.
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