miércoles, 22 de septiembre de 2010

CLAMORES FUGACES

Y dio otro bocado. El último  y voraz bocado antes de subir al cuadrilátero. El estómago le rugía de hambre y ahí estaba  Ringo, el viejo boxeador, frente a una joven promesa del pugilismo. Frente a frente, las  dos miradas. La experiencia de quien vuelve de  un camino recorrido y la mirada limpia y obtusa de la juventud, siempre  joven, ciega de triunfos  y clamores. Ringo luchaba por llevarse  al gaznate algo de  comer,….pero  la juventud pedía paso a gritos. Un croché acabó con Ringo en la  fría lona de  la realidad, donde los sueños acaban a golpes.
 

AUTORETRATO