Al revisar mis carpetas de negativos he visto que tengo muchas fotografías de arboles y plantas. Nada especial, si tenemos en cuenta la cantidad de fotógrafos que cultivan esta pasión.
En mis fotografías las plantas están sin vida, no tienen raíz y lejos de verlas bellas, decorativas, me resultan...muertas. Con los arboles me ocurre algo parecido, he tenido una temporada que les fotografiaba sólo en invierno, sin hojas, desnudos en su esqueleto.
Para Juan Gelman, premio Cervantes de Literatura, la poesía es un árbol sin hojas que da sombra. Creo que la fotografía y la poesía comparten un mismo Leitmotiv, utilizan un lenguaje muy similar a la hora de entender la vida y aprovechan su componente subjetivo para arrancar a las cosas de su contexto.
De todos modos, sigo dando vueltas al motivo por el que arboles y flores marchitas son tema recurrente en mis más recientes fotografías.
Keith Richards- Dead flowers :
Siempre he considerado a Keith Richards como el alma rockera de
los Stones. Un crápula canalla, irreverente, mujeriego, adicto a esto y también a lo otro, un rockero de la vieja escuela.
Pese a perderme el fracasado concierto que iban a dar en Madrid (se cayó desde lo alto de una palmera ¡!) siento simpatía por este viejo demonio.