lunes, 4 de mayo de 2020

LA CASA DESHABITADA




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EL JUGADOR



El jugador apenas debe inmutarse con la existencia o no de Dios porque su deber como jugador, al igual que el nuestro como hombres, es el de renovar la apuesta de manera que la certidumbre de la fragilidad no impida la ilusión de la fortuna.

Rafael Argullol, Visión desde el fondo del mar.