Y dio otro bocado. El último y voraz bocado antes de subir al cuadrilátero. El estómago le rugía de hambre y ahí estaba Ringo, el viejo boxeador, frente a una joven promesa del pugilismo. Frente a frente, las dos miradas. La experiencia de quien vuelve de un camino recorrido y la mirada limpia y obtusa de la juventud, siempre joven, ciega de triunfos y clamores. Ringo luchaba por llevarse al gaznate algo de comer,….pero la juventud pedía paso a gritos. Un croché acabó con Ringo en la fría lona de la realidad, donde los sueños acaban a golpes.
Me alegro de ver que te has animado a participar.
ResponderEliminarLa idea es buena, el joven contra el viejo, pero para mí se crea cierta confusión sobre quién tiene más hambre de los dos, y quién sueña más... con lo que sea.
La verdad es que yo esta semana he tenido dificultades para redondear mis relatos, y se han quedado como sin fuerza...
Saludos.
Gracias por tu comentario, siempre se agradece una crítica constructiva.
ResponderEliminarAnimo,la próxima semana seguro te llega lainspiración. Todo es ponerse...
Un saludo.