El jugador apenas debe inmutarse con la existencia o no de Dios porque su deber como jugador, al igual que el nuestro como hombres, es el de renovar la apuesta de manera que la certidumbre de la fragilidad no impida la ilusión de la fortuna. Rafael Argullol, Visión desde el fondo del mar.
Ésta es la historia de un hombre que creó una selva al lado de la
autopista. Un hombre que alzó en el bosque, con sus propias manos,
construcciones tan bellas como inverosímiles. Es también la historia de
cómo acabó reduciéndolas a cenizas para volver a reconstruirlas, una vez
tras otra, durante décadas. Se le conoce como el “Garrell”, alias
“Tarzán de Argelaguer” y no se guía por ningún propósito aparente, salvo
su lema: ir haciendo “sobre la marcha”. El relato de cómo
consiguió crear un mundo fantástico nos llega a través de sus propias
filmaciones, peculiares remakes de Tarzán grabados con la complicidad de
un joven de 14 años. Pero también por las imágenes de una historiadora
del arte norteamericana y finalmente, por las grabaciones del autor de
este documental, quien junta las piezas de esta vida extraordinaria de
múltiples facetas: el anciano que sigue teniendo alma de niño, el
salvaje moderno, el visionario admirado por los que peregrinan a su
bosque, el incomprendido al que tachan de lunático… Como él mismo
dice:“Aquí en mi selva no me falta nada. Ésta será mi vida. No quiero
saber nada más del hombre blanco civilizado”