miércoles, 19 de abril de 2017

CERCA DE Tí (I)



Amanecía.  Los primeros rayos de luz irrumpían entre las persianas  de la habitación en penumbra. Mi madre permanecía inerte, impávida sobre una cama de hierro. Su presencia sólo se hacía presente por el sordo esténtor que agitaba su pecho por debajo de las blancas sabanas. Yo había permanecido anclado junto a los pies de esa cama toda la noche, dormitando por momentos  y mirando a intervalos continuados  la hora en la pantalla del móvil, que como una estrella solitaria iluminaba mi rostro en medio de un ciego silencio.
  
- Parece que hoy será un día soleado- barruntó una voz de mujer entre  la oscuridad que aún reinaba en la habitación. Su voz había horadado  el vacio  como el aviso de  un trueno  que quiebra el cielo de un atardecer estival antes de una tormenta.
Ni tan siquiera recordaba su nombre. Nos habíamos presentado la tarde anterior. Pura cortesía. 


- Si, eso parece- le conteste cerrando la revista que tenía entre mis manos a modo de excusa por  no haberle prestado  demasiada atención mientras se dirigía a mí. Ella también permanecía tras los pies de la  otra cama. La recordaba rondando los sesenta y muchos, con un tono de voz entusiasta y juvenil , que se veía obligado a una lentitud con la que no se sentía a  gusto.

Miré mi móvil. Las ocho de la mañana.  La luz llenaba la sala con una gama de colores que habían sido violados con la caída de la noche.

Y entonces un grito se elevo en el aire.


© Sergio Hernáez