domingo, 10 de abril de 2011

CADA DÍA QUE VUELVO A NACER

Ultimamente sueño que me ahogo entre nubes de espuma  y que  la mar me empuja hacia su obscuro lecho de ingrávidas sombras mortecinas. Lo más curioso de este sueño es que ya no opongo resistencia a ser engullido por el terrible monstruo de voraz apetito, sino que me deslizo más allá de donde he llegado en anteriores ocasiones. Se podría decir que buceo entre mis miedos a ser engullido por ese abyecto ser pese a que  la curiosidad puede por momentos con  actitudes más comedidas y conservadoras.

Al despertar, como cada mañana, el cordón umbilical que une mis sueños con la realidad ha desaparecido. No así su cicatriz, fehaciente prueba de que un más allá es posible.

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